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Segunda huelga general contra Michel Temer en Brasil: día de piquetes y protestas

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El paro nacional fue convocado por las centrales sindicales contra la reforma laboral que impulsa el gobierno del presidente, a quien se le pide la renuncia del cargo. En San Pablo y Río de Janeiro la adhesión es dispar, con transportes funcionando pero con bloqueos de calles por parte de manifestantes.

 

El aeropuerto internacional de San Pablo, en Guarulhos, fue blanco de la protesta: su vía de acceso fue bloqueada por manifestantes, aunque el movimiento de los vuelos se mantiene dentro de la normalidad, según informó la autoridad aeroportuaria Infraero. En tanto los manifestantes ingresaron al aeropuerto de Congonhas y realizan manifestaciones al grito de "Fuera Temer" en el hall principal de la estación aérea, principal centro de conexión de los vuelos domésticos de Brasil.

En la capital federal, Brasilia, la paralización es total, con el transporte adhiriendo a la huelga.

 

El gobierno impulsa una serie de reformas promercado para recuperar la confianza de los inversores, como estrategia para sacar a la mayor economía latinoamericana de la peor recesión de su historia. Después de haber aprobado la congelación del techo de gastos durante 20 años, está en sus trámites finales la flexibilización de la legislación laboral. Pero la principal medida -la reforma del régimen de jubilaciones- enfrenta serias resistencias y está ralentizada por la crisis provocada por las denuncias de corrupción que tienen al propio Temer en la mira.

 

Según el presidente de la Central Única de Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, las reformas amenazan "el empleo formal, que garantiza derechos adquiridos como vacaciones y aguinaldo"."Los paros y manifestaciones son los instrumentos que estamos usando para presionar y tener una negociación más seria con Brasilia, que no perjudique a los trabajadores", afirmó Carlos Gonçalves, o Juruna, secretario general de Força Sindical, que mantiene abiertos los canales de diálogo con el gobierno.

 

Algunos sindicatos también reclaman la renuncia del presidente brasileño, quien esta semana fue denunciado por la Fiscalía por el delito de corrupción pasiva tras la confesión realizada por uno de los dueños del grupo JBS, que le acusó de recibir sobornos desde 2010. Esa denuncia ya está en manos de Diputados. El Gobierno considera fundamental contar con la aprobación de sus reformas para dar aliento a la maltrecha economía brasileña, que continúa estancada a pesar de la subida del 1 % en el primer trimestre del año.

 

En 2015 el PBI se contrajo un 3,8 %, la mayor caída en 25 años, y en 2016 se retrajo un 3,6 %, acumulando dos años en terreno negativo por primera vez desde la década 1930.