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Logística e industria desde un porrón de cerveza

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Cuando alguien compra un bien industrial, como por ejemplo un porrón de cerveza, apenas el 5% del precio abonado cubre el costo de producción del líquido. El resto va a pagar costos de packaging, impuestos, comercialización, margen de la cadena y costos logísticos. En otras palabras, cuando alguien paga un porrón, no está sólo abonando la cerveza, sino también muchos otros componentes del PBI, como lo es el costo de almacenamiento y distribución, es decir, el servicio de logística.

 

Esto puede parecer contraintuitivo, porque uno supone que las bebidas son bienes industriales. Pero la cerveza, así como la mayoría de los bienes que consumimos, son mucho más “Servicio” que “Industria”. Tradicionalmente se ha dividido la producción en compartimentos conceptuales. Un ejemplo es la clasificación del producto bruto en Industria, Servicios y Bienes Primarios. Lo cierto es que la realidad es más compleja y los límites de estas categorías, muy borrosos, se prestan a confusión. La logística, que hasta hace poco era considerada parte de la Industria, actualmente suele entenderse como Servicio. Una lectura equivocada de esta realidad haría pensar que cae la industria en favor de los servicios, o que nos estamos “desindustrializando”. Sin embargo, lo que vemos es un cambio de rótulo de una actividad que siempre existió.

 

En los últimos 25 años, la logística fue convirtiéndose en una actividad central, con un papel cada vez más protagónico entre los sectores productivos del país. Todos los bienes que consumimos llevan implícito un importante componente de costo logístico, que se resume básicamente en almacenamiento y distribución.

 

En este sentido, la competitividad de la actividad logística adquiere una dimensión preponderante en la formación de precios y en la capacidad exportadora de los países. Adicionalmente, vivimos un proceso de transformación de la actividad, que viene dado por la intensificación de las operaciones que ya no deben resolver sólo entregas en puntos de venta, sino también, cada vez más, un servicio puerta a puerta.

 

Esta dinámica imprime sobre la actividad una presión muy grande y la ubica en el centro de escena por su función estratégica y creciente en la economía. La logística, sin dudas, será una de las principales generadoras de mano de obra en los próximos años.

 

Por citar un ejemplo concreto, un centro de distribución de 10.000m2, dedicado a abastecer pallets completos a supermercados, requiere de una dotación aproximada de 40 personas. El mismo centro de distribución, orientado a una operación de distribución puerta a puerta, cuadriplica la dotación de empleo necesaria. Exige, adicionalmente, mayor tecnología y capacitación.

 

Este es, en concreto, el efecto exponencial de la intensificación de la capilaridad de las operaciones logísticas. El ejemplo citado muestra solamente la incidencia de esta transformación en las operaciones de almacenamiento y preparación de pedidos, pero lo mismo sucede en la distribución, donde también percibimos un incremento exponencial de la demanda de mano de obra y de servicio.

 

La oportunidad a futuro viene dada por el enorme potencial de crecimiento del sector y la consecuente creación de puestos de trabajo. La logística tiene la nobleza de incluir trabajadores de toda la pirámide de conocimiento, desde las posiciones más operativas hasta los puestos más altos de la cadena de mando. Para aprovechar esta oportunidad, es necesario superar los desafíos que implica el crecimiento. Por un lado, es preciso invertir en infraestructura y en tecnología para dar el marco necesario a las operaciones capilares y, por otro, capacitar a los trabajadores, especialmente aquellos que se vayan incorporando al sector.

 

Las demandas de infraestructura y capacitación imponen un trabajo clave a los distintos niveles de gobierno. Por ello es necesario que esta situación sea comprendida para coordinar las acciones correspondientes. El futuro es promisorio, pero hace falta tomar conciencia y trabajar mucho para superar los obstáculos y aprovechar las oportunidades.

 

(*) CEO de Plaza Logística.