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Francia usa el TGV para trasladar pacientes graves de coronavirus

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El tren de alta velocidad está recorriendo con pacientes graves de COVID-19 y las máquinas que los mantienen con vida. Críticas al presidente Macron por su reacción “tardía” al avance del virus.

El TGV convertido en Unidad de Cuidados Intensivos es apenas una pieza de la movilización francesa de trenes, helicópteros, jets e incluso un buque militar, desplegados para aliviar hospitales congestionados y trasladar a cientos de pacientes y personal médico dentro y fuera de los focos de infección.

El Ejército ha asumido un papel clave y tanto mandos militares como responsables hospitalarios diseñaron el sistema para trasladar a pacientes a hospitales menos sobrecargados y llevar médicos a las zonas más afectadas. El primer TGV medicalizado hizo su viaje inicial el 26 de marzo.

Aunque esos traslados son muy populares, hay un debate público sobre cuestiones como que se están haciendo relativamente pocas pruebas del virus y la falta de material médico. El presidente Emmanuel Macron ordenó requisar todas las mascarillas para personal sanitario cuando se hizo evidente que Francia había iniciado la crisis con pocos suministros.

Francia ha tenido que enviar pacientes a la vecina Alemania, que ha hecho una gran cantidad de pruebas y confirmado más casos que Francia, aunque su cifra de muertos por ahora es un quinto de la francesa.

La pandemia ha dejado al descubierto puntos débiles en el reconocido sistema hospitalario tras décadas de recortes de gastos, informó la agencia Associated Press. “Estamos en guerra”, reitera el presidente Macron en sus mensajes a sus compatriotas.

Mientras el líder de 42 años se presenta como guerrero y enarbola el poder de las fuerzas armadas, las voces críticas alegan que tardó demasiado en actuar contra su enemigo. Francia, uno de los países más ricos del mundo y con uno de los mejores sistemas sanitarios, señalan, nunca debería haberse visto tan sumida en la crisis.

El mercado de alimentación de Rungis, en el sur de París y el más grande de Europa, se ha transformado en una morgue mientras la cifra de muertos en Francia superaba los 7.500. Casi 7.000 pacientes están en cuidados intensivos, llevando a los hospitales galos más allá de su límite. Los médicos racionan los analgésicos y reutilizan las mascarillas.

A mediados de marzo, mientras la enfermedad COVID-19 que produce el virus arrasaba la vecina Italia, Francia celebró la primera ronda de elecciones municipales en todo el país. La primera dama, Brigitte Macron, paseó por la orilla del Sena, abarrotada de gente disfrutando de un día soleado pese a las recomendaciones de distanciamiento social.

No fue hasta el 16 de marzo cuando Macron cambió bruscamente de mensaje, declarando la guerra al virus y anunciando medidas nacionales de confinamiento. Una semana después se le vio en público con mascarilla en un hospital de campaña instalado por el Ejército a las afueras de Mulhouse, la ciudad oriental que registró un pico de casos tras un encuentro evangélico de cinco días.

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