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El peatón y su revalorización en la pandemia

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Por Axel Dell`olio*

La OMS conmemora el 17 de agosto como el Día del Peatón en memoria de Bridget Driscoll, la primera víctima de siniestralidad vial, que fue arrollada por uno de los primeros prototipos de automóvil que circulaba en Londres en 1896. Una de las premisas de esta fecha es concientizar sobre la convivencia armónica en la vía pública, reforzar el buen uso de los espacios peatonales, promover políticas de movilidad sustentable, de micromovilidad, y recordarnos a todos las ventajas y obligaciones que implica tener derecho a la libre circulación.

Una de las primeras imágenes que utilizamos para introducir un debate sobre movilidad es la clásica pirámide de jerarquización del espacio vial, consensuada por distintos organismos con el objetivo de contribuir a la toma de mejores decisiones de transporte y conocer el lugar que cada actor ocupa en esta especie de escalafón.

La “Pirámide de la movilidad” no tiene vueltas, en el orden vertical el peatón es superior a todo lo que lo sucede: bicicletas, transporte público, transporte de carga y, sobre el final, vehículos particulares y motos. Muy paradójicamente, hoy vemos como la pandemia provocada por el Covid-19, que desordenó al mundo en diversos aspectos, hizo que los gobiernos pongan por delante la salud y la prevención de las personas, y un paso fundamental fue revisar los hábitos de movilidad.

La masividad que hasta hace poco era la única forma de trasladarnos, se acabó. Entonces ¿cómo nos movemos? La situación -disruptiva por donde la observemos-, hizo que busquemos alternativas y re-valoricemos una de las practicas más esenciales y ancestrales; cobró valor esa capacidad que nos define en gran medida como seres humanos: caminar, ser peatones, andar a pie por la vía pública. Los municipios “peatonalizaron” más espacios, aumentaron los kilómetros de ciclovías y limitaron el uso de transporte público.

Ser peatón es tan importante como ser agua en la pirámide alimentaria, sólo que en el caso de la movilidad el orden es descendente. Ser peatón es poderoso, nos carga de derechos y prioridades, pero parece que con tanta “modernidad” nos lo habíamos olvidado. Además de ser lo más saludable es un método no contaminante y un buen ejercicio cardiorrespiratorio. Pero ¡ojo! que el peatón no ocupa la cima por eso, sino porque es el actor más vulnerable, representa el 44% de víctimas por siniestralidad en las ciudades, y eso nos advierte que también tenemos responsabilidades.

Este tiempo que estamos atravesando sin lugar a dudas va a generar cambios profundos, la vorágine del desarrollo tecnológico no nos permite imaginar muchas cosas, pero, si hay algo que podemos asegurar, es que necesitamos re-pensar las ciudades.

A los peatones habituales se suman los neo-caminadores de la postpandemia, que optan por caminar más de 3k para llegar a su lugar de destino, la masa en constante crecimiento de ciclistas -otro “boom” histórico-, pero también vemos cada vez más usuarios de Vehículos de Movilidad Personal ¿Qué es esto? ¿Recuerdan al muchacho que circuló hace algunas semanas en monopatín eléctrico por la Panamericana a 80Km/h? Es un flamante usuario de VMP.

Se trata de un nicho que congrega acá en Argentina a grupos de más de 2.000 personas, que aún no cuentan con una norma que los ordene. Sólo existe regulegislación sobre su uso en la Ciudad de Buenos Aires, donde comienza a ser habitual ver VMP circulando y funcionan algunos servicios de alquiler.

La pandemia nos mostró que “parar el mundo” es posible. No es fácil, pero si se trata de la salud, vale la pena intentarlo. Tenemos la oportunidad y la necesidad, por sobre todo, de repensar las ciudades en varios aspectos.

La infraestructura es clave, pero también lo es la educación y la responsabilidad del usuario. Hay que brindar información y dar a conocer las normas de circulación para una buena convivencia con los otros medios de transporte. No podemos permitir que vuelva a pasar lo de la Panamericana o accionar, recién, cuando tengamos que lamentar más víctimas viales.

* Licenciado en Prevención Vial y Transporte. Presidente de la Asociación para la Disminución de Siniestros Viales (ADISIV), director de Mamás y Niño Seguros (@MAMASEGURAS).