Los automovilistas que se acercaron a las estaciones de la petrolera que controla el Estado nacional o a la de capitales angloholandeses notaron un ajuste de entre 6 y 7 por ciento al momento de pagar.
YPF había aumentado por última vez sus precios a fines de marzo, cuando todavía estaba bajo la administración de la española Repsol y del Grupo Petersen de la familia Eskenazi, antes de la intervención estatal. Según estacioneros, YPF subió sus valores 7 por ciento, por lo que el litro de nafta súper pasó de 5,489 a 5,879 pesos en las bocas de expendio porteñas.
La nafta premium, la más cara de la firma en la que el Estado ahora es dueño del 51 por ciento, subió unos nueve centavos(equivalentes al 1,4 por ciento) y se ubicó en los 6,489 pesos.
Shell, por su parte, aplicó incrementos de hasta 6 por ciento para sus productos más exclusivos, por lo que el litro de nafta premium pasó de 6,599 a 6,999 pesos. El combustible denominado V-Power (equivalente a la súper) se incrementó 11 centavos (1,8 por ciento) y ahora cuesta 6,159 pesos.
Como contrapartida, las petroleras Esso y Petrobras en esta oportunidad mantuvieron el precio de sus combustibles, por lo que en el caso de la brasileña el litro de nafta súper está unos centavos por encima de la que comercializa YPF.
Por otra parte, la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha) aseguró que el consumo de gasoil bajó en promedio entre un 25 y 30 por ciento. El presidente de la entidad, Oscar Díaz, precisó que la demanda de gasoil "bajó en promedio entre un 25 y 30 por ciento" y dijo que el porcentaje varía según la región del país.