La multinacional estadounidense comunicó ayer a sus trabajadores que se vio “forzada” a parar su producción de neumáticos en Venezuela como consecuencia del continuo deterioro económico del país y por del impacto de las sanciones impuestas por Estados Unidos.
La decisión de parar la única planta de Goodyear, en el estado Carabobo, fue confirmada por un portavoz oficial de la empresa, que tiene su sede central en Ohio, informó la agencia DPA.
“Goodyear–Venezuela ha tomado la difícil decisión de parar la producción de neumáticos. Nuestro objetivo fue mantener las operaciones, pero las condiciones económicas y las sanciones estadounidenses lo han hecho imposible“, indica un comunicado remitido por el portavoz.
Por su parte, el sindicalista Luis Lovera, explicó que la empresa colocó un comunicado en la puerta con la decisión.
“Nos encontramos con la desagradable sorpresa de que la planta (…) estaba cesando operaciones aquí en la planta los Guayos (Carabobo), nos cayó de imprevisto la noticia”, dijo al canal en línea VPI, citado por la agencia EFE.
En ese texto le informa sobre la paralización a sus trabajadores y que han sido pagadas sus prestaciones sociales, bonos y otros beneficios, pero Lovera afirmó que no han recibido los mencionados pagos y que la información del cese de operaciones los ha tomado por sorpresa.
“Lo consideramos una sorpresa porque hasta el día viernes la planta estaba trabajando con total normalidad en los niveles de producción que ya tenía tiempo manejándose”, dijo, al señalar que la producción actual de planta se encontraba entre 1.500 y 1.900 neumáticos por día, pese a tener capacidad para 10.500.
El sindicalista también señaló que aunque en la empresa “tenía materia prima”, también había “problemas” para la producción por un aceite que les proporcionaba la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), hoy sumergida en una profunda crisis.
Goodyear se une así al éxodo de otras empresas norteamericanas de Venezuela en los últimos tiempos.
Entre las empresas estadounidenses que han dejado Venezuela en los últimos cuatro años están General Motors y Kellogg’s.
Venezuela está sumida en una de las crisis económicas más grandes de la economía moderna, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en octubre pronosticó que el país cerrará este año con una inflación de 1,37 millones por ciento, algo que pocas veces se ha visto en la historia reciente y que sería comparable a la situación de Alemania en 1923 o de Zimbabwe en 2008.
El derrumbe económico este año será del 18 por ciento, el tercero consecutivo de dos dígitos, según el FMI.
La crisis económica y política ha derivado en una crisis humanitaria, que se refleja no sólo en el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos sino también en el éxodo constante, que ha generado además una crisis migratoria en la región. Estados Unidos agregó elementos a la crisis con las sanciones individuales que impuso a más de 50 funcionarios venezolanos, entre ellos el presidente Nicolás Maduro y su mujer, Cilia Flores.
En su intento por hacer que lo que el gobierno de Trump califica como una “dictadura” regrese a la senda democrática, también ha impuesto tres rondas de sanciones financieras y en noviembre abrió la puerta a la prohibición de comerciar con oro exportado desde allí.
