El país europeo presencia una gran cantidad protestas contra una reforma laboral que desequilibra la seguridad del empleo a la que está acostumbrada ese estado, en donde importantes compañías podrían tomar el recurso de contratar o despedir a empleados con una mayor flexibilidad. El punto central de la protesta será una manifestación de estudiantes apoyada por los sindicatos y por partidos políticos de izquierda. La manifestación coincide con una huelga ferroviaria en reclamo de aumentos salariales que ha perturbado el transporte en todo el país.
La reforma laboral incluye medidas que, en un intento por contrarrestar el desempleo que ronda el 10,2% y que afecta principalmente a los jóvenes (24%), los empleadores podrían contratar y echar de la empresa con mayor libertad. Una petición en línea contra del proyecto de ley El Khomri, que lleva el nombre de la ministra de Trabajo Myriam El Khomri, ha reunido más de un millón de firmas, mientras que un sondeo afirma que siete de cada diez personas se oponen a la reforma.
El presidente François Hollande, que hizo campaña con la promesa de mejorar las perspectivas de los jóvenes, dijo en la víspera de las protestas que quería ayudarlos para que tengan "más estabilidad laboral". El revuelo levantado por esta reforma es un nuevo golpe para el mandatario francés y su primer ministro Manuel Valls, que han sido acusados por miembros de su partido de ser demasiado favorables a las empresas y de haber dado un giro a la derecha. Según un sondeo divulgado a principios de marzo, la popularidad del presidente francés cayó a un histórico 15% y la de Valls a 20%.
