El dirigente gremial explicó a la agencia de noticias NA que casi el 100 por ciento de la carga que sale y entra al país lo hace en buques extranjeros, porque la Argentina "no tiene Marina Mercante, y después de un proceso de destrucción nadie hizo nada para recuperarla". Esta situación genera que se pagan más de 5.000 millones de dólares por año en concepto de flete en buques extranjeros y "se perjudican los productores o industriales que exportan porque tenemos que vender y comprar más caro".
González Insfrán detalló que la Argentina está inserta en la región granelera más importante en producción de alimentos, al señalar la zona compuesta por Brasil, Paraguay. Bolivia, Uruguay y la Argentina que utilizan la hidrovía Paraná-Paraguay para el transporte de carga. Sin embargo, por esta hidrovía solo transporta el 3 por ciento de la carga que circula, mientras que Paraguay monopoliza del 80 al 90 por ciento y tiene la flota fluvial más importante de Latinoamérica".
En ese sentido, denunció que casi la totalidad de las empresas navieras argentinas se trasladaron al Paraguay porque solo pagan un 9 por ciento de ganancias y al establecerse tienen cinco años de gracia Impositiva. A diferencia de Argentina donde se paga 35 por ciento de Ganancias, más IVA e impuesto al gasoil, y señaló que "con esa presión fiscal nadie va a querer poner un barco en el río, porque pierde ante la competitividad de Paraguay y no es negocio".
"Argentina mantiene la hidrovía con nuestros impuestos y el río es nuestro, y lo aprovechan empresas extranjeras, porque no hay política marítima", dijo el titular del Centro de Patrones y oficiales Fluviales. En 1988, por la hidrovía se transportaban 800 mil toneladas, en el 2010 llegó a 17 millones, este año superará los 20 millones y en el 2020 se calcula que la carga transportada superará los 40 millones.
Asimismo el gremialista explicó que es posible revertir la situación de la industria naviera en el país "con solo 200 barcos de 30 mil toneladas cada uno, significaría la creación de miles de puestos de trabajo y probablemente una inversión superior a los 1.000 millones de dólares, que puede llegar de un día para otro si la Argentina deja de asfixiar impositivamente al transporte fluvial.
"No hace falta que el estado ponga plata, el capital privado vendría masivamente solamente si tendríamos las facilidades que da Paraguay porque con las proyecciones de aumento de carga nadie vendría a perder plata".