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Los países de la UE lograron un acuerdo de mínimos sobre la reforma de la pesca

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Los ministros europeos de Pesca lograron en la madrugada del miércoles un acuerdo de mínimos para favorecer una pesca más sostenible y que se acomode a los criterios del Parlamento Europeo, determinado a acabar con la sobreexplotación pesquera. "Hemos llegado a un acuerdo por amplia mayoría" declaró el ministro irlandés de Pesca, Simon Coveney, tras dos días y una noche entera de negociaciones.


Irlanda, que asume la presidencia semestral de la UE, había propuesto a los Estados revisar su posición sobre la reforma de la Política Pesquera Común (PCP), aplicable en principio a partir de 2014, con el objetivo de responder a las inquietudes del PE, que deberá ahora dar su visto bueno al acuerdo.


"Espero que el Parlamento coopere con nosotros para finalizar un acuerdo […]. Hemos agotado la voluntad política del Consejo de llegar a un compromiso", ha advertido en una rueda de prensa el ministro irlandés y presidente de turno de la UE, Simon Coveney.Al término 36 horas de tensas negociaciones entre los Estados, muy divididos en este tema, se llegó a un acuerdo de mínimos que busca conciliar sus posiciones con las de la Eurocámara, que quiere acabar cuanto antes con los descartes, la práctica de devolver al mar las capturas con escaso valor comercial, muertas o de difícil conservación en alta mar.


Francia y España intentaron sin éxito mantener en un 7 por ciento el porcentaje de pescados que excepcionalmente podrán volver a ser lanzados al mar. Tras un duro pulso, el Consejo de ministros aceptó finalmente limitar progresivamente al 5 por ciento el porcentaje de los Totales Admisibles de Capturas (TAC).


España buscó "evitar un cambio traumático que ponga en peligro a los 40.000 empleos del sector y que cambie las reglas de juego alterando gravemente la estabilidad relativa", argumentó durante los debates el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete.


La Eurocámara busca una prohibición total de esta práctica, sin excepciones, que consiste en echar por la borda las capturas no comercializables, como los peces demasiado pequeños, estropeados o que superan las cuotas, para incitar a los pescadores a ser más selectivos, tal como piden los ecologistas.


La mayoría de los peces vivos devueltos al mar, que representan hasta el 25 por ciento de las capturas de la UE, suelen morir. El compromiso de la presidencia irlandesa recibió el apoyo de los otros 26 Estados miembros, entre ellos las grandes potencias pesqueras, como España y Francia.