La señalización de sendas e indicadores peatonales parece ser la acción de gobierno de Mauricio Macri más democratizadora: faltan tanto en el norte como en el sur de la Ciudad. En cientos de esquinas, desde Constitución hasta las refinadas cuadras de Recoleta, están despintadas o mal posicionadas. Este aspecto del tránsito urbano no es menor si se tiene en cuenta que la cantidad de peatones fallecidos el año pasado aumentó en más de un 20% respecto al anterior, según cifras de la Secretaría de Medios del Gobierno de la Ciudad. De 32 peatones muertos en 2009, se pasó a 39 en 2010, sin contar el mes de diciembre, excluido del relevamiento.
Este año, la situación no mejoró. En los primeros cuatro meses fallecieron 20 peatones, un 69% del total de víctimas fatales en accidentes de tránsito, según datos de la Policía Federal. Este número, equivalente a la mitad de los peatones muertos en todo 2010, no es la cifra final, aún inestimable por falta de datos oficiales, ya que la policía sólo registra los fallecimientos en el momento del accidente.
“Hay que implementar acciones para proteger a los peatones. Un peatón atropellado a 70 km/h tiene un 5% de posibilidades de sobrevivir”, admitió días pasados Pablo Martínez Carignano, director de Seguridad Vial porteño.
Tiempo Argentino realizó un relevamiento sobre las sendas peatonales, que coincide con los reclamos de asociaciones vecinales y la opinión de especialistas, en un área (Mejoramiento de las Vías de Tránsito Peatonal y Vehicular por Administración) al que el Ministerio de Ambiente y Espacio Público destina 265 millones de pesos.
La Plaza San Martín, Córdoba y Medrano, el Abasto, la calle Dellepiane en Constitución, los alrededores de Plaza Serrano, Perón y Salguero en Plaza Almagro y las transversales a Rivadavia, de Plaza Flores hasta Culpina, son algunos ejemplos de falta de mantenimiento en este rubro.
En el informe “El Peatón”, el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) detalla que en más del 15% de los accidentes investigados participaron peatones, con saldo mortal, y que el 72% de los atropellos ocurren de día.
Para Gustavo Brambati, su subgerente de Seguridad Vial, “la seguridad del peatón no debe basarse sólo en marcarle los lugares de su paso al automovilista. También pueden elaborarse infraestructuras especiales para ellos. En países como Holanda, se sobreeleva la zona de cruce peatonal”.
Y agregó: “Si al peatón le proponés un recorrido ilógico, lo más seguro es que lo infrinja.” Otra deficiencia en las señalizaciones se originó a partir de la decisión de la actual gestión de establecer contracarriles en avenidas, que debió ser acompañada por una rediagramación de los carteles y sendas peatonales.
A las viejas “cebras” se les agregaron otras nuevas, un par de metros al costado, lo que provoca confusión entre los peatones. En Belgrano y Entre Ríos, en lugar de pintar la senda vieja, dos agentes de tránsito explican a los peatones por cuál de las dos deben circular. Y en otras esquinas como Independencia y Entre Ríos, o Marcelo T. de Alvear y Cerrito, el pintado deficiente ge nera aun más confusión entre los transeúntes, que siguen cruzando por la vieja.
Casos
Los vecinos de Balvanera también reclaman que las sendas de Jujuy y Belgrano sean colocadas unos metros atrás, “para que el peatón no cruce con los colectivos encima”. Según fuentes de la comisaría de Once, desde que se hizo doble mano Jujuy aumentaron un 20% los accidentes de tránsito “Es una zona de alto riesgo. Muchas veces, para pasar, la persona necesita bajar a la calle, donde hay mayores problemas por los carriles exclusivos”, detalló Brambati, que pidió “abordar seriamente el tema con campañas de comunicación.
Hubo muy poca advertencia al peatón.” Por ahora, la única información a peatones consiste en intervenciones teatrales callejeras que organiza Seguridad Urbana, pero alcanza sólo a un par de esquinas para una ciudad donde durante el día transitan un millón de autos y 6 millones de personas.
El año pasado, en Capital Federal, fueron más de 30 los peatones muertos en choques con colectivos.
Límites de velocidad
Hace dos semanas comenzó a regir una ley que pone mayores límites a las velocidades de colectivos y transportes escolares, aunque aún no se iniciaron los controles. Axel Dell’Olio, encargado de Relaciones Institucionales de Luchemos por la Vida, criticó al Ejecutivo porteño porque “en vez de mejorar la seguridad vial, hacen un plan de márketing con muchos anuncios, que no se sostienen a lo largo del tiempo.
El año pasado lo arrancaron con el control de cascos en Juan B. Justo y Córdoba, hicieron un montón de actas, una movida periodística increíble, y a los tres días se acabó.
Con el control de postas en semáforos, en 2009, se retuvo sólo una moto y un colectivo. Al año, volvieron a anunciarlo.” Los
muertos en accidentes de tránsito representan la tercer causa de muerte en el país, después de las afecciones cardíacas y distintos tipos de cáncer. En los menores de 35 años, es la primera.
Los transeúntes son el 48,3% de las víctimas fatales
Durante el año 2010 se registró un aumento de víctimas fatales como consecuencia de accidentes de tránsito en la Ciudad de Buenos Aires de un 23%. Mientras en 2009 hubo 77, el año pasado la luctuosa cifra creció a 95. Estos números se desprenden del Programa sobre Prevención en Seguridad Vial dado a conocer por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, donde se analizan estadísticamente los siniestros viales de 2010 (exceptuando el mes de diciembre), de acuerdo a los datos de todas las comisarías locales.
Del mismo modo, el informe remarca que hubo una mejora en la cantidad total de accidentes: 9228 respecto a los 10.697 registrados en el año 2006. “Entre estos hechos, llama la atención el elevado número de víctimas identificadas como lesionadas: 9909 personas”, resaltan.
Los peatones son el principal grupo de riesgo: representan el 48,30% de las víctimas fatales en accidentes. Ante un choque, el transeúnte tiene el doble de probabilidades de morir que un automovilista.
El 25,2% de las víctimas fatales y el 33,1% de los lesionados tenían edades comprendidas entre los 20 y los 29 años. Las personas adultas mayores de 65 años se presentan también como un grupo con un alto riesgo, ya que el 16,8% de las víctimas fallecidas pertenecía a ese rango etario.
