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“La clase política porteña discrimina y subestima a los motoqueros”

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Nadie puede desconocer su presencia cotidiana en el tránsito. Se los conoce como "motoqueros" y muchas veces son criticados por sus maniobras riesgosas entre los autos, pero hoy los trabajadores motociclistas y mensajeros se convirtieron en una fuerza gremial que empieza a ser comentario en los círculos de poder político. Maximiliano Arranz, secretario adjunto de la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (ASiMM), dialogó con Notitrans en una entrevista exclusiva y cuenta como lograron normalizarse en diciembre de 2008 y en 2010 firmaron el primer Convenio Colectivo de Trabajo de la historia de la actividad.

 

Les gusta definirse como “Peronistas doctrinarios, orgánicos y disciplinados", según la conducción del gremio que encabeza Marcelo Pariente como Secretario General. Alineados en la CGT que comanda el camionero Hugo Moyano y de buena relación con el líder de las 62 organizaciones peronistas, el ruralista Gerónimo "momo" Venegas, hacen notar su disconformidad con las posturas obsecuentes y opinan de todo. Decididos a pelear espacios políticos y con las fichas puestas en el armado “generacional”, contestan a todo y no le escapan a ningún tema.

 

¿Arrancando con el plano político gremial, cómo definiría la actualidad de ASiMM?


ASiMM es un gremio joven, adherido a CGT y a las 62 organizaciones peronistas. Dentro de la lamentable división que hay hoy en el movimiento obrero, donde existen tres CGT, nosotros hemos tomado la decisión política de quedarnos en Azopardo, la confederación que conduce Hugo Moyano.


¿Qué los llevó a tomar esa decisión política?


La convicción de pelear contra la miseria planificada. No nos dio la edad para ser parte del MTA en los 90, pero hoy estamos acá junto a los gremios que lo conformaron, dispuestos a poner nuestro grano de arena en la batalla por la justicia social.


¿Es tan malo como se ve el diálogo que mantiene con la administración de Mauricio Macri? ¿Por qué es así?


El jefe de gobierno entiende que los compañeros que trabajamos en las mensajerías urbanas "afeamos la ciudad". En sintonía con esto, es que toman las insólitas y ridículas medidas en torno a nosotros, con el agravante de que lo hacen desde el desconocimiento y la ignorancia.


De esto para ustedes se desprende entonces la carencia de diálogo que repiten no tienen con el subsecretario de Transporte y tránsito, Guillermo Dietrich


Dietrich me parece un personaje absolutamente menor. Acá el tema es la línea política del partido que conduce Macri. Ellos hacen mucho hincapié en ponernos en la misma bolsa que los trapitos, cartoneros y motochorros. Una idea que repudiamos. Nosotros no somos producto de la marginalidad. Nosotros somos trabajadores encuadrados en un convenio colectivo de trabajo y afiliados a un sindicato con personería gremial.


¿Macri no los respeta como actores cotidianos del tránsito porteño?


No, para nada. Por eso es que también estamos tomando algunas medidas de acción directa porque claramente la clase política porteña a nosotros nos discrimina y subestima. No entiende que nosotros también por mandato de nuestra asamblea no somos un gremio que se quede discutiendo solamente reivindicaciones laborales, sino que estamos decididos a ser actores políticos. Deben ya empezar a entender que los motoqueros llegamos para quedarnos.


¿Hay un problema ideológico en el entendimiento con el macrismo?


Excede lo ideológico, es la torpeza y la falta de sentido común de una dirigencia que ignora nuestra existencia.


Habla más como un actor político que gremial…


No hay solución gremial sin solución política. La partidocracia liberal y sus vicios, no trajo ninguna solución a los problemas reales de los trabajadores. Por el contrario, ha generado más hambre y miseria entregando las riquezas del país a las potencias extranjeras y a las supranacionales. Los trabajadores tenemos la obligación de ser actores políticos. Nosotros queremos aportar nuestro gran o de arena para que Argentina tenga la posibilidad de ser una nación y no está triste colonia en la que nos han convertido.


Finalizando el 2013 se multiplicaron las reflexiones por los 30 años de la vuelta a la democracia…


Nosotros adherimos a la doctrina peronista, a la línea histórica San Martín, Rosas y Perón. Nuestra doctrina marca que la verdadera democracia es aquella en la que el Gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés, el del pueblo. Por fuera de eso, es todo verso.


Persistió durante diciembre un clima de saqueos, con una sociedad civil que se siente desprotegida. En este contexto, ¿Qué le falta a esta democracia?


En el marco del contexto actual que vivimos o en particular de lo que fue la “fiesta de la democracia”, entiendo que los muertos, los heridos, los saqueos, demuestran a las claras la falta de sintonía entre la clase política y el resto de los argentinos, y si hay un divorcio tan marcado entre la clase dirigente y el conjunto de la población, no hay democracia que pueda funcionar.


El sindicato mantiene una dura crítica a la política kirchnerista, cuando ven el slogan "década ganada", ¿Qué sienten?


Son frases hechas, slogans que se utilizan para contener a la militancia propia que no resisten más que una discusión de cafetín. Para nosotros claramente, por una cantidad de hechos todos demasiados lamentables, esto es una década perdida.


¿Las motos de los mensajeros recorriendo el centro sitiado en diciembre de 2001 y participando de las barricadas contra el gobierno de Fernado de la Rua quedó registrado en la historia, ¿Qué les quedó de esa experiencia ?


En 2001 los argentinos nos despertamos de golpe de lo que fue la larga siesta neoliberal. El rol de los trabajadores motociclistas en aquellas jornadas se dio en gran parte porque el campo de batalla fue nuestro hábitat natural, que es el microcentro porteño. Fue nuestro bautismo de fuego, y nos dejó el lamentable saldo de un compañero muerto. Gastón Riva fue asesinado por decisión política de la partidocracia liberal encarnada en aquel momento por Fernado De La Rua, y el policía Victor Belloni fue quien apretó el gatillo. Doce años después, lejos de haber justicia, Belloni sigue libre y De La Rua festeja la democracia en Casa Rosada sentado en primera fila, mientras la presidenta baila y los pavotes aplauden.


¿Se puede comparar aquel diciembre con el del 2013?


Fue muy distinto. En aquella época había necesidades básicas insatisfechas, producto de políticas que condenaron al pueblo a una miseria sin precedentes, pero al mismo tiempo las reivindicaciones tenían un contenido político superior al que se ve hoy en día. Un piquetero era una persona que cortaba una ruta reclamando una fuente de trabajo, lo que implica un concepto político para nosotros indiscutible. Hoy por hoy la figura del piquetero no fue la que protagonizó los saqueos, sino que ahora existe un nuevo actor social, que son los argentinos sustancialmente marginados del sistema, y que ya no pelean por entrar en él, sino que desde afuera buscan arrebatar la misma calidad de vida que la perversidad del sistema les niega. El tipo que no roba comida y se lleva un LED, al fin y al cabo lo que está haciendo es tomar por la fuerza lo que entiende que por derecho le corresponde y que el resto de la sociedad le prohíbe. Esto no se puede justificar, lo que no significa que se niegue como una nueva realidad que estamos padeciendo. Una cosa es aquella persona que reclama y exige su posibilidad de estar contenido en la comunidad, y otra cosa es este nuevo actor que dice “no soy parte del sistema, ni me interesa serlo, simplemente vengo a quedarme con lo que tengo ganas”. Son planos absolutamente diferentes.

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