En una semana en la que los grandes titulares sobre la Argentina y Brasil están vinculados con la eliminación futbolística de los socios mayores del Mercosur en la Copa América, el comercio parece dar respiro.
Desde la medición del miércoles pasado, volvieron a ingresar unos 18.000 autos en Brasil, una proporción que duplica la media de ingreso habitual, con lo que el gobierno de Dilma Rousseff agiliza el paso de las unidades argentinas.
La media de ingreso mensual, según detallan en el sector privado, alcanzaba las 8.000 unidades por semana. De esta forma, ya ingresaron en lo que va del mes unas 37.000 unidades, según datos del Ministerio de Industria, lo equivalente a una exportación mensual promedio.
En tanto, los 18.000 autos que ingresaron desde el miércoles pasado representan ventas por u$s300 millones. Unas 16.000 unidades corresponden a la automotriz General Motors mientras que otros 2.000 vehículos fueron fabricados por Volkswagen.
Según cifras del monitoreo que realizan ambos países periódicamente, el stock de autos con demoras en puertos brasileños producto de las licencias no automáticas (LNA) que comenzó a aplicar el principal socio del Mercosur en mayo ronda los 10.000 vehículos.
No obstante, en el último mes las cifras de producción y exportación de la industria automotriz fueron récord y quebraron también la marca del primer semestre. En junio la Argentina produjo 80.800 unidades y exportó 46.750 vehículos. En los seis primeros meses del año, las cifras de ADEFA indican que la Argentina produjo 392.300 unidades y exportó 242.250 vehículos.
Según indicaron fuentes de industria, la “normalidad” dentro de los diez días que lleva la aprobación de las LNA es que se acumule esa cifra en las fronteras. Las licencias no automáticas no se aplican específicamente a la Argentina sino que, además, fue una decisión que respondió al fuerte ingreso de autos de Corea del Sur y China.
De esta forma, las demoras para el ingreso son operativas, según analizaron las fuentes oficiales, vinculadas además con problemas logísticos. La semana pasada, durante una visita a Buenos Aires, el ex secretario de Comercio Exterior del Ministerio de Desarrollo e Industria brasileño, Welber Barral, reconoció por ejemplo que mientras que la descarga de un buque lleva dos horas en Singapur –elpuerto más eficiente del mundo– en el puerto de Santos, el principal de Brasil, puede llevar hasta cuatro días.
“El problema logístico de fondo persiste”, indicaron fuentes oficiales, que sin embargo reconocieron que “Brasil volvió a abrir el grifo” para ponerse al día con el ingreso de vehículos. Algunas demoras, en tanto, estuvieron vinculadas con decisiones de las automotrices que administran las licencias no automáticas según la demanda del mercado interno brasileño.
