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En Tucumán se vetará la Ley de picadas

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El mandatario tucumano anunció que vetará la ley porque esa práctica "es peligrosísima". y agregó: "yo debo velar por la vida de todos los tucumanos y por eso vamos a vetar la ley para evitar legalizar algo que está prohibido", sostuvo durante su habitual contacto con los medios de prensa locales.

Se trata de una ley que la Legislatura provincial transformó sancionó la semana pasada un proyecto impulsado por el legislador José Gutiérrez para autorizar las picadas, medida que provocó críticas desde distintos sectores de la sociedad.
Alperovich ya habría anticipado sus objeciones a la iniciativa, al preguntarse "¿qué pasa si hay un muerto?", tras lo cual consideró que "si se aprueba, quiere decir que eso estará avalado por el Gobierno".

En un primer momento, el gobernador tucumano había decidido que cada intendente se haga cargo directamente a través de su municipio, pero finalmente optó por vetar la ley.

Por su parte, el intendente capitalino, Domingo Amaya, y su par de Lules, César Dip, fueron los primeros en oponerse a la medida.

En cambio, el jefe del ejecutivo municipal de Famaillá, Enrique Orellana, no sólo se pronunció a favor de las picadas sino que propuso construir una pista en la provincia para la práctica de esa actividad, informaron medios locales.


La Policía tucumana desbarató picadas

 

En medio de la polémica que desató la ley que pretendía regularizar las competencias de "picadas", la Policía irrumpió en dos de estas competencias organizadas de manera clandestina, según lo reflejó el Diario La Gaceta.
Una de las carreras se realizó alrededor de la medianoche del martes último en La Arboleda, en la ruta 338, camino a Villa Nougués.

Los efectivos llegaron en camionetas y solicitaron a las más de 50 personas que se dieron cita que despejaran inmediatamente la zona, informó el diario local

Dos horas más tarde, los uniformados invadieron la avenida Wenceslao Posse, detrás de la terminal de ómnibus, donde habitualmente se reúnen los "picadores" desde hace varios años. Cuatro patrulleros cruzaron la ancha arteria y obligaron a abandonar la improvisada pista de carrera a los conductores. Muchos de ellos se refugiaron en el parque 9 de Julio durante una hora y retornaron para retomar el contacto con los motores y la adrenalina”.
 

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