El buque polar Vasiliy Golovnin fondeó en horas de la madrugada frente a la isla donde se emplaza la base aérea y, cuando despuntó el sol, comenzó el trajinar de los helicópteros, único medio apto para trasladar las provisiones en ese lugar.
Marambio -ícono antártico por excelencia para la mayoría de los argentinos- es una meseta elevada a unos 200 metros del nivel del mar, haciendo imposible la utilización de las barcazas de desembarco que se vienen utilizando durante toda la campaña. Por ser junto a Esperanza una de las de mayor dotación durante el verano y en el invierno, Marambio concita el volumen de provisiones más importante de todas las bases argentinas al sur del paralelo 60. La mayor cantidad de esos cargamentos es el combustible que mantiene viva a la base que hoy funciona como cabecera del puente aéreo con la Argentina americana.
Durante el repliegue de personal que se realiza en estos días, llega a albergar hasta a 140 personas y serán 50 los que pasen el invierno allí. La jornada continuó con la visita del secretario de Logística y Asistencia en Emergencias del Ministerio de Defensa, Walter Ceballos, quien llegó al lugar en el característico Hércules C130 de la Fuerza Aérea. Además de visitar Marambio, Ceballos se interiorizará del despliegue de provisiones y visitará el Golovnin, buque ruso que en esta campaña reemplazó las tareas que tradicionalmente realiza el Irizar.
El funcionario informó que, con dos días de retraso por el mal tiempo, se había podido concretar el aeroaprovisionamiento de la base Belgrano II, la más austral de la Argentina. Se prevé que el Golovnin concluya la descarga en Marambio y que luego se dirija hacia Base San Martín, para desde allí comenzar con el repliegue de residuos que deben dejar suelo antártico. Cerca de las 12, el Hércules encendía sus motores y despegaba de Marambio rumbo a Río Gallegos, Santa Cruz, dejando atrás el último destino de Télam en la Antártida.