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“¿Amazon es imparable?” se preguntan en los Estados Unidos ¿Qué pasa acá?

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Analistas se preguntan si el Gobierno podrá controlar el avance de la empresa que controla el consumo de los estadounidenses y de una parte importante del mundo. Su dueño Jeff Bezos tiene todo para defenderse contra todos. Nadie es más rico que el. Ya está en Brasil. ¿Qué pasa acá en la Argentina?

En la compañía que dirige Jeff Bezos hay cierta preocupación, no porque los números de la empresa sean negativos sino más bien por todo lo contrario: el negocio no para de crecer pero el ego de algunos de sus ejecutivos tampoco.

En cualquier otra empresa este rumor de pasillo no sería más que eso, gente cuchicheando pero no en Amazon, una empresa que se jacta de haberse convertido en un imperio global gracias a la humildad y extrema predisposición y compromiso de todos en la compañía.

En la Argentina el efecto Amazon todavía no es muy popular. Es más, posiblemente algunos ni saben que es. Claro, acá tenemos a Mercado Libre, tenemos a Pedidos Ya, Rappi, Glovo y algún que otro servicio de esos que hacen casi todo por el usuario/cliente.

Amazon en los Estados Unidos es cada vez más todo, solo comparable a monstruos como Facebook y Google. Emplea más gente que la vieja Walmart, comercializa 1/3 de todo lo que se vende en Internet y hasta se encarga de la logística de otras empresas que deberían ser su competencia. Es más, muy posiblemente, sin saberlo o sin haber utilizado jamás la plataforma, casi seguro alguna vez usaste los servicios de Amazon. Así de gigante es, está ahí en tu vida sin que ni siquiera lo sepas, ni le importa, solo le importa facturar y hacer más y más negocios.

Por todo esto es que esta empresa que aparentemente aún no está en la Argentina, preocupa a los políticos de los Estados Unidos y acá en la Argentina también. ¿No sabías?
Si, acá en la Argentina ya se habla hace rato del “Efecto Amazon” pero con otro nombre, el que le pusieron los sindicatos del transporte, “uberización” no se cansan de repetir en la CATT (Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte) que desde hace un tiempo atrás organiza reuniones en la CGT, en la CATT y en otros sindicatos y foros donde entiendan del grave problema que se avecina no solo para los transportistas sino también para los trabajadores en general.

Un ejemplo: en 2015 Amazon tenía en los Estados Unidos 200.000 empleados. Hoy, a fines de 2019 ese número se triplicó, ya son más de 600.000 trabajadores. Este cambio impresionante no solo afectó a la empresa, también a su dueño: en pocos años pasó de ser un rechoncho vendedor de libros a un musculoso multimillonario que hoy hasta es dueño de estudios de cine como Netflix o HBO. Otro dato: hace unos meses fue protagonista del divorcio (estuvo casado durante 25 años) más caro de la historia, el acuerdo con su ex le costó apenas unos 35.000 millones de dólares.

Volviendo a la propuesta de esta nota: hace apenas unos meses, en un debate entre posibles candidatos presidenciales, el senador Bernie Sanders dijo que por la crisis de los comercios minoristas “500.000 estadounidenses duermen en la calle”. El Secretario del Tesoro de Trump fue más claro diciendo que “Amazon destruyó la industria minorista” mientras el Gobierno estadounidense y la Unión Europea investigan y estudian a la empresa por posibles violaciones a las leyes antimonopolio entre otras normas relacionadas al comercio, los contratos de trabajo y, por supuesto, la logística y el transporte.

Ante este panorama, los empleados de la megacompañía comienzan a estar preocupados no tanto por las condiciones laborales que asumen para ser parte de la superempresa global sino más aún porque los gobiernos de todo el mundo comienzan a poner en la mira la forma particular de adueñarse de toda transacción que se hace dentro y fuera de los Estados Unidos.

¿Podrán detener al hombre más rico del mundo? Nunca antes nadie fue tan poderoso como suele suceder con megaempresarios como Jeff Bezos o como lo fue alguna vez Bill Gates.

¿Y en la Argentina? ¿Pasa algo parecido?

Amazon ya está en México y en Brasil y su presencia hace rato comenzó a afectar al comercio minorista y a los medios de transporte y la logística. Acá en la Argentina Mercado Libre no para crecer y crecer, prácticamente sin límites. Los comercios ya lo sienten. Por ahora le echan la culpa a la crisis económica pero algunos dirigentes empresarios, políticos y sindicales ya saben que el “efecto Amazon” ya llegó para quedarse. Sindicalistas como Juan Carlos Schmid hace tiempo se muestran preocupados no solo por el futuro de la logística en la Argentina sino por el futuro de las condiciones laborales de los trabajadores. No hay dudas, todos tienen razones de peso para estar preocupados solo que hay algunos que por ahora eligen hacerse los distraídos.

Fuente: The New Yorker