Atenta al malestar que provocó su cuestionamiento directo al sindicalismo en todo el arco gremial oficialista y el respaldo que obtuvo desde incluso dirigentes de la oposición la presidente Cristina Fernández de Kirchner convocó ayer a una reunión privada al líder de la CGT afín al Gobierno, Antonio Caló.
El encuentro se dio a las 19, en la Quinta de Olivos, tras un llamado del secretario de Presidente, Oscar Parrilli, informaron fuentes sindicales a diarios porteños, aunque no dieron detalles de lo conversado. La invitación, en rigor, había sido cursada el fin de semana para hoy pero se adelantó, aparentemente al tomar nota el Gobierno de la irritación que provocaron los señalamientos de la mandataria al metalúrgico, según difundió Infobae.
El martes durante el acto en el que anunció aumentos en las jubilaciones y en la asignación por ayuda escolar, la presidenta había increpado a Antonio Caló al refutar los dichos del titular de la central obrera oficial que había afirmado días atrás que "hay gente a la que no le alcanza para comer". En su discurso, la mandataria sentenció: “yo no creo que sea así, Antonio, no hay trabajadores que se mueran de hambre".
Además exhortó a los sindicalistas que no se preocupen sólo de exigir mejores sueldos, sino que también ayuden a controlar los precios para "cuidar los bolsillos de la gente". "A mí me gustaría ver a mis compañeros dirigentes sindicales en cada supermercado, en cada farmacia, controlando que los precios cuidados estén", dijo
