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Buenos Aires

“El 65 % de los motoqueros son trabajadores informales”

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Es una actividad que creció en los últimos años y que vasta con solo esperar en un semáforo por el centro para observar “la oleada de motos” que marcan el camino, Son cerca de 100.000 las motos registradas en la ciudad, de acuerdo con estimaciones de la Subsecretaría de Transporte del gobierno porteño.

 

Además, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), sólo en 2011 se patentaron otras 18.507 motos, lo que implica un aumento del 23,65% respecto de 2010.

 

Marcelo Pariente, secretario general de la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (Asimm), sostuvo en un reportaje al diario La Nación que en la ciudad circulan “todos los días entre 8000 y 10.000 motos que realizan trabajos de mensajería, delivery , correo privado u otro tipo de entrega”. Esta actividad, que cobró mucha fuerza a partir de la crisis de 2001, está escasamente regulada y llega a tener un 65% de trabajadores informales.

 

"Las condiciones laborales tienen que ver con las imprudencias. El problema que tenemos es el trabajo a destajo, que implica que el trabajador cobra más por cada viaje que realiza. En promedio, se puede cobrar por un viaje al centro alrededor de $20 o $25. Para hacer el día, los trabajadores tienen que hacer mínimo 10 viajes", explicó Pariente.

 

Según datos del gobierno de la ciudad, durante 2011 hubo un total de 23 muertes de motociclistas en accidentes, 5 menos que en 2010. Ese año, 1242 personas fueron atropelladas por motos, mientras que en 2011 esa cifra bajó a 681.

 

Según publicó el matutino, esta disminución en los accidentes puede adjudicarse tanto a las reiteradas campañas para promover el uso del casco como también a los intentos por regularizar las condiciones laborales de quienes hacen de la moto un medio de vida.

 

Los motoqueros vistos como agentes de imprudencias, se defienden


Grardo Silva está empleado en una mensajería, tiene 36 años y trabaja desde los 22. Comienza su día a las 9 y, con suerte, logra terminarlo cerca de las 18. A veces se reúne con algún compañero en un bar de la calle Bartolomé Mitre al que llama "la ofi". Allí, cuando hay tiempo, se toma un respiro en medio de una larga jornada de entregas. "La calle es complicada. Cada vez que salgo de mi casa pienso que uno arriesga la vida todos los días. Como cobramos por viaje, no podemos ni ir despacio ni esperar en un embotellamiento. No todo el mundo lo entiende, pero el motoquero sabe que este trabajo no es para cualquiera", dice en el informe reproducido por La Nación,

 

La historia de Gerardo es parte de la escena cotidiana de la ciudad que, como toda escena, tiene sus protagonistas. Están los dueños y señores de las calles, es decir, los taxistas y colectiveros; los conductores particulares; los peatones (el eslabón más indefenso); los ciclistas, y, finalmente, los motociclistas o motoqueros, blancos de todas las críticas que, en medio de apuros e imprudencias, exponen su vida a diario.

 

Para los peatones también resultan un riesgo. Así lo expresó Matías Mayorano, de 34 años, quien esbozó una lista de las faltas más comunes. "Doblan en u, suben a la vereda, pasan en rojo. Entiendo que lo hacen porque no está regulado el tránsito de las motos", observó.

 

Los motoqueros, por su lado, intentan defenderse y sostienen que tanto peatones como conductores cometen imprudencias que los ponen en riesgo a ellos. "Los peatones tienen la mala costumbre de cruzar sin mirar. Muchas veces uno se ve obligado a hacer maniobras que uno no espera", dijo Adrián Pereira, de 30 años, quien trabaja en una mensajería.

 

No obstante, la mayoría de los motociclistas consultados reconoce que, en pos de acelerar un trámite o de realizar una entrega, cometen imprudencias que implican un peligro cotidiano para ellos y para quienes se crucen en su agitado itinerario.

 


 

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